El Auditorio -según se mire-

La inauguración el próximo viernes 27 de junio del Auditorio del antiguo Patio de Armas del Castillo de los Vélez viene al pelo sobre lo publicado recientemente en este medio acerca de Las Tarifas de la basura. Y es que aunque este Auditorio a cielo descubierto no sea ese teatro o cine que durante tantos años llevamos esperando, al menos ofrecerá a los mazarroneros la oportunidad de disfrutar próximamente (ya parecemos la Web del Ayuntamiento) de una generosa agenda de representaciones teatrales, musicales y proyecciones de cine, al tiempo que servirá para que nos hagamos una ligera idea sobre la cantidad de basura que es capaz de generar un espacio... pongamos que de características similares. De este modo juzgaremos con mayor conocimiento de causa y sobre el terreno esas tarifas de las que hablamos en el artículo anterior creadas para servicios municipales hoy por hoy inexistentes.

A la experiencia del Auditorio en cuanto a basura se refiere podríamos sumar también los datos sobre lo que proporcionalmente le supone al bolsillo de un vecino de al otro lado de los Pirineos la recogida de residuos generada por el imponente Teatro Garnier de la Ópera de París y establecer una comparación.

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Dejando a un lado el tema de la basura, las tasas y la ausencia de cines y teatros en Mazarrón para centrarnos en el Auditorio cuya inauguración (insistimos) debe recibirse como una buena noticia por aquello de que "menos da una piedra"... lamentar que dentro de su género "de espacio abierto" el del Patio de Armas del Castillo no cumpla exactamente lo que se dice con los requisitos que le hagan merecedor de ese nombre. No se trata de polemizar sobre su limitado número de gradas o capacidad para albergar al público de un municipio que tanto ha crecido durante los últimos años. El Auditorio nos viene engarzado sobre un emplazamiento emblemático con una finalidad cultural pero a la vez de acondicionamiento de dicho espacio, sin pretender en ningún momento la demolición o alteración indiscriminada del entorno histórico, por lo que es improbable que desde el Gobierno se haya aspirado seriamente a satisfacer con este recinto las necesidades que solo un Auditorio propiamente dicho, teatro o cine puede atender. Esto pese a que en la Web del Ayuntamiento se decía el pasado 6 de junio que el tal recinto acogería "la celebración de conciertos, actuaciones, festivales y cualquier tipo de evento”.

Y vale que como poder se puede (lo de celebrar cualquier tipo de evento, decimos); sobre ese pequeño redondel de hormigón levantado en el Patio de Armas si un gobierno se empeña se celebra desde una corrida de toros hasta una representación de “Los maestros cantores de Núremberg”, resultados artísticos al margen.

El gran problema que ofrece el Auditorio estriba en la disposición de su “escenario”, erigido prácticamente al borde de un pequeño precipicio y sin elemento, módulo o fondo arquitectónico que impida la dispersión o pérdida del sonido (voz humana o instrumento musical) El que las gradas sean el único elemento que cerque el escenario en su frente condiciona además que el sonido lo sea a merced de los avatares del aire, sople éste en una o en otra dirección.

El nombre de "auditorio" en el caso que nos ocupa respondería por ello exclusivamente a la elección de ese lugar determinado como enclave para la realización de conciertos, representaciones teatrales etc etc (en base, imaginamos, a la panorámica privilegiada que desde allí se disfruta) y no al acondicionamiento del mismo con arreglo a las más elementales técnicas de la acústica, las cuales se han ignorado por completo.

Pero lo que es seguro es que nada impedirá la correcta audición para los mazarroneros de esas ruidosas salvas triunfales y cohetes que atronarán en el cielo en honor del régimen y sus logros.