No, los motivos de nuestro político han de ser forzosamente más simples; nos inclinamos por la llamada de la sangre, el eco todavía vigoroso de un grito de guerra proveniente del fondo de las cavernas, la tribu que hoy reclama para su retoño un sitio sobre el altar de la patria con el que satisfacer su voluntad de dominio. Hermanos, padres, primos, cuñados… conformaron su exigente escuela, escuela nada aconsejable por lo demás, empezando porque debieron prevenirle (cuando aun estaba a tiempo) sobre los extraños de la calle, los viejos desconocidos que ofrecen caramelos a los niños o los invitan a subir a un vehículo agasajándoles los oídos con dulces promesas.
Caramelos a los niños
1 comentario:
El politico al trullo y el viejo de rositas, bueno, al trullo no, pero inhabilitarlo si
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