domingo, 27 de enero de 2008

"Hoy por ti, mañana por mi" –las amistades peligrosas-

Confiado, con alegría, el joven político jamás sintió el peso de la responsabilidad del poder ni aspiró con reverencia la naftalina institucional del despacho, convertido en una prolongación de su salita de estar. Cómo es que su nombre acabó incorporado a una lista electoral es un misterio; especularíamos con un maquiavélico plan para, desde el desprecio neoliberal a lo público y a través de su intermediación, reventar la Administración por dentro; pero esta interpretación equivaldría a suponer el trazado de un plan consciente con una finalidad ideológica medianamente excusable.

No, los motivos de nuestro político han de ser forzosamente más simples; nos inclinamos por la llamada de la sangre, el eco todavía vigoroso de un grito de guerra proveniente del fondo de las cavernas, la tribu que hoy reclama para su retoño un sitio sobre el altar de la patria con el que satisfacer su voluntad de dominio. Hermanos, padres, primos, cuñados… conformaron su exigente escuela, escuela nada aconsejable por lo demás, empezando porque debieron prevenirle (cuando aun estaba a tiempo) sobre los extraños de la calle, los viejos desconocidos que ofrecen caramelos a los niños o los invitan a subir a un vehículo agasajándoles los oídos con dulces promesas.


Caramelos a los niños

1 comentario:

Anónimo dijo...

El politico al trullo y el viejo de rositas, bueno, al trullo no, pero inhabilitarlo si