domingo, 13 de enero de 2008

Verdugos y verdugos

El peor rasgo de un fanático no es la obcecación agresiva en un punto de vista maniqueo, sino la flexibilidad moral que desea restringir a su ámbito privado y al de sus allegados.

En el siglo XV un religioso italiano de nombre Girolamo Savonarola excitaba los ánimos de la feligresía arengando violentamente desde el púlpito contra el lujo, la vanidad, la corrupción social de su época y la de la Iglesia; bajo su dominio se abrió la veda contra toda actividad lúdica, se condenó a muerte a los homosexuales, y objetos artísticos y libros juzgados como “licenciosos” fueron pasto de las llamas. Ahora, ciñendo la moralidad a la esfera de lo puramente personal subjetivo y no como un conjunto de principios abstractos, es decir, a la correspondencia entre la conducta del individuo y su supuesto código de valores... debiéramos preguntarnos si en el horroroso intento de este fraile por implantar el ascetismo cristiano del que era un sincero y fervoroso partidario incurrió en pecado más grande que el sacerdote que, tras la prédica el Evangelio en la misa, se oculta de las miradas para someter a un niño a tocamientos obscenos.

Toda lógica es una construcción que erige los cimientos sobre una montaña de carnes y huesos, insensible al dolor específico de un ser humano, y de someternos a su dialéctica implacable concluiríamos que un personaje histórico como Maximiliano Robespierre no era más culpable por rebanar el pescuezo a media Francia que como instaurador de un culto al Ser Supremo en el que se asignó el papel de segunda deidad en medio del mar de sangre que teóricamente anegaría la desigualdad entre los hombres. Del mismo modo una autoridad política merecería mayor consideración si, extremando su celo como azote de la corrupción, condenara al paredón a mil funcionarios acusados de sisar unas cuantas monedas de las arcas públicas que si se dedicara a perseguir, a humillar, y a acabar con la paz de un solo empleado por el simple hecho de no pertenecer a su cuerda política, máxime cuando ésta empieza por no eximirle a él mismo o a los suyos de ciertas licencias.

Y es que la defensa de unos principios puede entrañar algo de oscura, de recóndita grandeza aun llegado a un grado de vehemencia psicópata siempre en cuanto a principios asumidos y no reducidos a una pose, a un ceño fruncido pintado en una máscara de hipocresía. En este último caso lo que subsiste es la falta de un móvil, el que poseen incluso los que, llevados por el desengaño o la simple maldad humana, actúan en la vida con un cinismo autorreconocido y asumido como principio de su existencia.

Louis de Saint-Just

Figura relevante de la Revolución Francesa que asesinó a enemigos de la Libertad a diestro y siniestro
(eso sí, sin robar un céntimo al Estado ni colocar a ningún primo)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

SaintJust no hacia esto

NO ROBABA
NO COLOCABA A SUS PARIENTES
NO SE JUNTABA CON GENTE RARA, YA ME ENTENDEIS

Anónimo dijo...

muy bueno el articulo.
si el politico que manda quiere poner firme a la gente que empiece poniendo orden en su peña, si no no vale

Anónimo dijo...

SI LA AUTORIDAD NO DA EJEMPLO VAYA AUTORIDAD!

Anónimo dijo...

hace falta mano dura

Otro Mazarrón dijo...

Con fecha 14/01 recibimos un comentario de un amigo lector que dice humildemente no entender el “fin” del presente artículo.
El problema es que no sabemos a qué atenernos con su crítica, porque primeramente nos dice no haber “sido instruido para” asimilarlo (el artículo) de lo que se infiere exactamente eso, falta de “instrucción”, mas luego las razones que aporta para su falta de comprensión son de naturaleza estilística en lo referente al empleo de alegorías y metáforas. Es posible que empleemos “alegorías” si es que queremos llamar así a unos cuantos ejemplos históricos, que en el caso de este artículo tienen una función ilustrativa, clarificadora y no metafórica.
En cualquier caso si nuestro amigo lector quiere puede preguntarnos sobre qué es exactamente lo que no entiende, sobre éste u otro párrafo… con mucho gusto le responderemos de modo (siguiendo su consejo) “que todo el mundo lo entienda”.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Pues yo sí entiendo el articulo, demasiado bien lo entiendo. bueno hay trozos algo dificiles, filosoficos pero bueno

Anónimo dijo...

este articulo lo he leido tres veces y aun no he conseguido descifrar lo que en el se dice.

asi que os ruego que intenteis bajar un poco a la arena con los articulos, pues vivimos en un pueblo carente, como MEJOR QUE NADIE, sabeis vosotros, carente de cultura.

espero que me entendais.

Anónimo dijo...

Lo que saco en claro es:es peor un cabron que se pasa la vida amargandole la vida a uno solo por joder que otro que mata a mil personas por una causa justa

Anónimo dijo...

¿y QUIEN dice que una causa es justa o no?
¿y QUÉ causa justa mata a mil personas?

Anónimo dijo...

No es el tema ese, el tema es que uno puede pensar en una cosa muy convencido, y se comporta como piensa que es lo justo aunque se equivoque. Eso es una cosa y otra es ser un hipocrita. Y si, si un politico mata a 50 funcionarios por ladrones tu puedes decir que se pasa un huevo, vale, pero lo hace con un fin noble, o sea que sera mas noble que uno que no ha matado nadie en su vida pero que es un ladron y presume de honrado