domingo, 2 de diciembre de 2007

SIME: la casa por el tejado

La suerte de nuestro gobierno local como legítimo dueño de los destinos del Negociado de Personal depende hoy (signo de la triste situación a la que se ha llegado) de la elaboración... de un informe jurídico. Este informe, encomendado a los servicios jurídicos del Ayuntamiento deberá resolver la cuestión sobre a quien corresponde ocupar los cargos de Presidencia y Secretaría de la nueva Junta de Personal atendiendo a si debe imponerse la lista del sindicato más votado en las elecciones sindicales o la presentada conjuntamente por CSIF y UGT que aúna entre sus representantes una suma de votos superior a la del SIME. Mientras que el documento de marras no se hace público no hay lugar, naturalmente, a considerar constituida la Junta ni los actores que legalmente protagonizarán la Mesa de Negociación del futuro convenio de los trabajadores municipales.

Pero el SIME, sea porque niegue la importancia de esta cuestión legal, sea porque les produce no poca inquietud, se lanzó a abrir el fuego de la negociación del convenio en reunión celebrada la semana pasada sin más esperas. Los representantes de los otros dos sindicatos, indignados por este proceder levantáronse de la reunión y dejaron a solas a los simeros con el señor Miguel Ballesta.



De momento no hay constancia de que los de la ardilla llevaran a término sus planes: entre ellos y el señor Concejal no se resolvió la aprobación de ningún punto del borrador del acuerdo marco que el SIME colocó encima de una Mesa inexistente, el señor Ballesta no estampó su firma en pliego alguno, el área de Prensa de la Alcaldía no fue llamado a hacer ninguna fotografía, los sin-contrato uperos que el Ayuntamiento tiene trabajando en la remodelada Concejalía de Cultura que los integra tienen que esperar todavía un poquito antes de emitir una enérgica protesta por haber sido marginados del nuevo convenio y etc etc.

¿Y Miguel Ballesta?

Pero no, dejemos a Miguel Ballesta en la compañía de Muñoz, Quílez y cía.

Nuestro interés se centra más bien en los pensamientos del resto de nuestro Gobierno Local. Contrariamente a quienes interpretan nuestro análisis sobre la marcha del Negociado de Personal como crítica global a toda la política municipal, nos preguntamos hasta qué punto las prioridades que pudiera albergar el señor Ballesta al mando de su Concejalía son coincidentes con las del resto de su equipo, y si no se ha considerado la idoneidad de superponer los intereses del colectivo popular por encima de cualquiera de uno solo de sus miembros. Ocurre que cuando en algún medio público sale a la palestra el nombre de un edil, enseguida se juzga su actuación en el cargo confundiéndola (injustamente en ocasiones) con la del resto de sus compañeros, es decir, salpicando a todo el partido en bloque a trote y moche.

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