Recientemente dirigentes sindicales pusieron el grito en el cielo por este acuerdo que, según se dice, no ha sido aprobado en la Mesa Negociadora del Acuerdo Marco con los representantes legales de los trabajadores, aunque sí ha contado, se nos informa, con la firma aislada de algunas personas de profesión policía en nombre de sus respectivos sindicatos. (Si algo de lo que decimos no es correcto rogamos se nos comunique)
Nada nuevo bajo el sol: el Ayuntamiento no ha contado con los sindicatos, de igual manera que los representantes sindicales raras veces cuentan con su militancia de base o supuestos defendidos a la hora de informar, recabar opiniones o acordarse siquiera de ellos (tanto a título organizativo como meramente humano). Olvidados los formalismos democráticos a favor de una concepción burocrática del sindicalismo no tiene nada de extraño que en el interior de las propias agrupaciones salten de vez en cuando chispas por el excesivo ir por libre de algunos de sus miembros a la hora de hablar con éste, sentarse con ese y rubricar ésto o aquello a puerta cerrada sin el concurso de los "compañeros". Es la lógica de las cosas que unos y otros han propiciado. El aparato sindical requiere, para su correcto mantenimiento, de un uso regular para evitar que luego chirríe una cosa mala una vez se pone en funcionamiento, dícese en el caso de los sindicatos o presuntos sindicatos del Ilustrísimo mazarronero cuando surgen aquellos temas que afectan directamente al bolsillo de los enfadados dirigentes sindicales (pues mira que han habido episodios sangrantes denunciados en esta página que no han merecido de su parte la más mínima mención)
Prueba de lo que decimos es que esta última semana la única forma que han hallado esos ¿dirigentes? de demostrar su descontento con el tema de la subida a la policía no aprobado en Mesa Negociadora ha sido la de soliviantar al funcionariado municipal dentro de sus respectivas dependencias, como si a esa cosa llamada Junta de Personal de la que forman parte, en el fondo ni ellos mismos les reconociesen la entidad suficiente como para tramitar las acciones legales de rigor; o como si cada sindicato no se rigiese internamente por un conjunto de normas que lo capacitarían para someter disciplinariamente a los militantes que en un momento dado pudieran confundir una organización sindical con el ejército de Pancho Villa.
Si nos ponemos... casi nos parece más comprensible la actitud del Ilustrísimo en todo ese feo asunto, ya que la complicidad, falta de seriedad y mutismo completo de los sindicatos ante la situación laboral en la administración local desde Dios sabe cuando, no podía hacerle suponer que siguieran aún con vida para llamarlos y entablar con ellos una negociación.
Hemos creído necesario tratar este asunto antes de entrar en materia sobre la divisa pepera del "más policía, mas para la policía" destinada a sumir a las arcas municipales en la ruina más absoluta, y para lo cual publicaremos próximamente la interesante aportación de un lector que nos incluye una sentencia de la Audiencia Nacional a propósito de la plaga de los complementos de productividad.