miércoles, 18 de julio de 2007

Comenzamos

El flamante edificio del ayuntamiento de Mazarrón, inaugurado el mes de marzo, ha suscitado, como era de esperar, todo tipo de comentarios entre los trabajadores municipales; entre ellos merece la pena destacar aquel que cuestiona la ausencia de tabiques que delimiten con una mayor claridad el espacio físico de algunos de los departamentos que comprenden el enclave municipal; se aduce para ello que esto dificulta la intimidad entre las personas, el sano ejercicio de la confidencia, la privacidad… Realmente, la falta de habitáculos cerrados debe producir no pocas molestias a quienes se ven obligados para sus intrigas a recurrir a los bares o a propiciar encuentros fortuitos en mitad de la desangelada plaza del ayuntamiento, donde en los meses de verano, además, cae un chicharrero insoportable. Pero la fuerza de la costumbre es una fuerza terrible, que diría Lenin; pasarán los años, algunos pereceremos o desapareceremos en las tinieblas del olvido para nuestros vecinos y compañeros, pero nada obstaculizará el tradicional modo de vida de gentes para las que la confidencia, la privacidad, y la planificación de la vida de sus semejantes forma parte indisoluble de su labor cotidiana.




Dicho esto decir que circulan por la red un millón de blogs, infinitamente más edificantes que el presente, realizado por los empleados de la Universidad Popular -seccion pringados-; pero lo que pudiera parecer por nuestra parte el relato de un deprimente batallar con la administración y sus colaboracionistas, adquiere en el caso que nos ocupa el rango de una metáfora nada desdeñable sobre la condición humana y sus miserias. Y es que quien no se consuela…

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