Para nadie es un secreto la mala prensa que tiene el empleado público para el resto de la ciudadanía. Ello puede deberse tanto a prejuicios ideológicos como a la existencia de elementos que, amparándose en sus cargos de “representantes legales de los trabajadores” ponen el buen nombre del sindicalismo a caer de un burro.
Siguiendo con la línea de lo expuesto en el preludio de nuestro blog hay que insistir en marcar claramente una diferencia entre sindicatos y los engendros que dimos en llamar seudosindicatos de última generación. Parecería que alguien que no hubiera oído hablar de las siglas SIME no debiera aventurarse con una opinión a la ligera sobre esta organización, aunque a simple vista hay detalles que, aunque en apariencia superficiales, no dejan de ser significativos. Los trabajadores del Ilustrísimo tal vez se han percatado del símbolo o mascota que es imagen de esta “cosa” de la que hablamos impresa en carteles, folletos, en cubiertas de publicaciones, en tiernos calendarios navideños repletos de hermosos sentimientos; la simpática ardillita (anotamos que se trata de una ardillita y no de una mofeta) no anunciará a las clara el cariz de la gente que oculta tras ella, en cambio anticipa en su estética a lo Disney una formación desligada afectivamente del hilo rojo del sindicalismo clásico, y ajena, por supuesto, de su discurso ideológico tradicional. Se estila en el SIME la posmoderna concepción yanqui del sindicalismo como grupo de presión justificado por su propia fuerza como ente corporativo, despojado en fin su horizonte de una perspectiva política o humanista siquiera descafeinada.
A continuación detallamos los “estamentos” en los que reside la fuerza del SIME en Mazarrón:
1.-El Gobierno Local
En un anterior artículo ya insinuamos sobre la probable convergencia de intereses entre gobierno municipal y parte de lo que en tiempos fueron algunos de sus enemigos “sindicales”. Conviene insistir en esto, sobre todo por esa parte del electorado del PP que al votar hace cuatro años confió en que el nuevo equipo pondría en vereda a esa facción de funcionariado que, encuadrado en el conocido popularmente como “sindicato de la policía”, se ha distinguido por su arrogancia (sea frente al equipo de gobierno o frente a los “compañeros” trabajadores), por su ostentación, sobresueldos, pluses y requetepluses. Hoy día, después de estos cuatro años el Ilustrísimo se ha caracterizado por un empeoramiento proverbial de un Negociado de Personal que ha abierto sus puertas de par en par a una organización que ejerce a la perfección el papel de zorro cuidando de las gallinas.
En cualquier caso el buen rollo entre PP y SIME no puede conferirse como pacto anti-natura. Si alguna vez ambos se ha dado de tortas no ha sido por una defensa acérrima de supuestos principios enfrentados, más bien de un conflicto entre quienes negaban el Todo para todos, y los que exigían el Todo para sí mismos.
No es difícil apoyar lo que decimos en base a hechos concretos que algunos trabajadores del Ilustrísimo tal vez recuerden. En una Asamblea de Trabajadores el Delegado Sindical del SIME Mané Quílez Villegas se hartó de declarar que la funcionarización del personal laboral del Ayuntamiento no era prioritaria, y sí en cambio la de los contratados de obra determinada, que encuadran a gran número de familiares de miembros del SIME. El SIME, en resumen, al igual que el PP, no quería oir hablar de la Funcionarización, y proponía posponerla “indefinidamente”, perjudicando con esta decisión a parte de su propia militancia de base.
Por cierto que entre los representantes sindicales solo una voz se elevó en aquella ocasión contra la posposición indefinida del proceso: el de la Presidenta del Comité de Empresa Ana María García Vivancos, de UGT, que defendió una funcionarización que afectaría paralela y al mismo tiempo a personal laboral y a contratados de obra determinada. Vinieron a apoyarla la mayoría de los trabajadores presentes en la asamblea, los cuales entregaron a la mesa una hoja de firmas contra la propuesta del señor Quílez. Los delegados del SIME temieron que este episodio les perjudicara electoralmente para los próximos comicios, por la que se han esforzado por borrarlo de la memoria colectiva conforme a la consigna de Goebels de repetir mil veces una mentira hasta hacerla pasar por verdad. ¿No se han fijado los empleados del Ilustrísimo en esos papeles colgados en las paredes de algunas dependencias en los que el seudosindicato se arroga (sic) el mérito de haber sacado adelante un proceso de funcionarización cuya sola mención se les indigestaba hace tan solo un año? Pues prepárense para lo que se avecina de aquí a un mes en vísperas de las elecciones sindicales.
2.-Los nuevos contratados
Enlazamos aquí con lo expuesto en un artículo anterior a propósito de la dudosa transparencia del Ilustrísimo a la hora de publicitar en los paneles de anuncios las diversas convocatorias ofertadas. Cabe suponer la intención por parte del Ilustrísimo y de sus inesperados aliados de evitar una excesiva afluencia de personas a los concursos-oposiciones con el objeto de facilitarle las plazas a familiares y amigos que vemos de continuo integrando las listas de admitidos a dichas convocatorias. Es como si se aspirase a copar el Ayuntamiento de una nueva y densísima casta de empleados públicos que en su condición doble de electorado del PP y del SIME oficiarían de clientela política y de sostén del Poder de aquí para los restos.
Referente a las irregularidades cometidas por el Ilustrísimo-SIME en relación con las convocatorias detallamos las siguientes:
-Puntuación desmedida concedida por tiempo de servicio en la Administración local a los contratados eventuales (muchos de ellos con vínculos con el PP y el SIME) sobre las titulaciones académicas aportadas por los aspirantes de la calle.
-Sobre Cerrado (ver artículo que publicamos con anterioridad sobre este tema)
-Ninguneo del Comité de Empresa (constituido por militantes de la UGT) a la hora de seleccionar a los miembros del Tribunal para las pruebas.
3.-Los tránsfugas
En las pasadas elecciones sindicales en el Ilustrísimo la Unión General de Trabajadores fue la formación más votada, seguida del SIME.
El SIME, en sus orígenes en Mazarrón, surgió como contenedor de los más diversos residuos humanos. Y así ha continuado en los últimos cuatro años. Destacados veteranos de la UGT y alguno de CC.OO han abandonado sus respectivas organizaciones para integrarse en el SIME ante la oportunidad que se les ofrecía de medrar sin verse constreñidos por lo que considerarían excesivos formalismos democráticos, es decir, aprovechando la magnífica coyuntura establecida gracias a las buenas relaciones establecidas con el PP. La UGT no es que haya perdido con ellos elementos de gran valor sindical; en reuniones celebradas entre las diversas formaciones y en Asamblea de Trabajadores, marcadas por un ambiente francamente hostil, comprobamos que la Presidenta del Comité de Empresa Ana María García Vivancos fue la única persona con valor para hacer frente a las diatribas lanzadas por la oposición del SIME contra la UGT, mientras a su lado, compañeros de sindicato delegados sindicales más veteranos y Presidenta de la Junta de Personal se limitaban con bajar la cabeza y a aguardar un silencio miedoso tirando a vergonzante.
Decimos que la UGT no ha perdido con sus tránsfugas militantes de gran valor sindical, pero sí numérico al llevarse éstos consigo su acreditación como delegados que fueron de un sindicato a ese recipiente del SIME donde al parecer cabe de todo y no precisamente bueno.
Aunque dejemos de ajustarnos a la definición exacta de “transfugismo” no está de más incorporar en este apartado a los miembros de otros sindicatos que, sin cambiar de carné para no escandalizar demasiado, han entablado alianzas con el SIME en el sentido de mostrar una completa sumisión y dejación de la práctica sindical a favor de suculentas prebendas que lo más probable es que tengan que ver con promesas de puestos como funcionarios en la administración local.
4.-Los “inocentes”
Esta relación pecaría de incompleta si olvidáramos a los militantes de bases, esas personas que en apariencia no tienen nada que ver con los jerifaltes del SIME y sus recaderos, que no ocupan cargo ninguno ni ejercen la menor influencia en el aparato gubernamental, que en ocasiones solo tienen el carné del SIME porque su cónyuge lo tiene o un compañero le ha convencido para ello, esas personas, en definitiva, que no te muestran ninguna clase de animadversión, que incluso te sonríen y te saludan afablemente, pero que alimentan con su cuota al monstruo que aplasta el cuello del compañero mientras giran la cabeza para mirar a otro lado.
"documento expuesto por el SIME en panel del Ayuntamiento"